lunes, 1 de septiembre de 2003

Enemigo público

       Hace más o menos un mes, el gobierno expulsó a un misionero en el norte de la India. Fue sin dar ninguna explicación, sin propagandas, simplemente le comunicaron que disponía de tres días para abandonar el país. Así, sin más.

          El caso es que, vista la situación, hace un par de semanas nos recomendaron que no "hiciéramos mucho ruido", que desconfiáramos de los que preguntaban quiénes éramos, qué hacíamos aquí o por qué habíamos venido... (confieso que son las preguntas más socorridas para entablar una conversación con las personas que nos rodean), en fin que no "pareciéramos" Hermanos... Y yo me pregunto: ¿Puede acaso una madre disimular y no parecer una madre?

          Reconozco que la situación de los misioneros extranjeros no es nada fácil en este país. Oficialmente se nos considera enemigos del gobierno y obtener el visado es imposible si te presentas como misionero, pero he llegado a la conclusión de que no puedo decirle a la señora del puestecillo de frutas que soy un extranjero que va a pasar un año de turismo en la India, sin una responsabilidad o cometido específico, es más, supongo que la señora pensará que hay sitios más "turísticos" en la India que este pequeño rincón de polvo y miseria que es Madurai. Ayer mismo un conductor de Auto-rickshaw, al subirme en su vehículo, me dijo en un inglés con acento indiano: "Buenos días, Hermano"... ¿qué le digo yo? "No, yo no soy Hermano, te estás confundiendo de persona...". Prefiero presentarme como alguien que viene a este país a echar una mano en lo que se pueda, a parecer un turista simplemente de paso.

          Y es que, como siempre, la gente de la calle, la gente de las aldeas y caminos son los más justos y cercanos a la hora de acoger a estos "enemigos públicos"... mucho mejor que cualquier gobierno o institución oficial.

          En fin, la prudencia... siempre, el miedo... nunca; sólo porque sé de quien me he fiado.

Un abrazote.

Jorge

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