sábado, 12 de abril de 2003

Los cementerios están llenos de gente imprescindible

          Ha sido una de esas frases lapidarias que guarda la sabiduría de la gente, que sin proponérselo te deja pensando y ante la que poco o nada puedes decir. Y es que muchas veces vamos por la vida pensando que nuestra labor es la más importante, que merece todos nuestros esfuerzos porque es la que va a cambiar el mundo.  

          La verdad es que viene bien de vez en cuando -sólo de vez en cuando- plantearse el porqué haces las cosas (por qué me voy a la India en este caso), así que no creo que desvele ningún secreto si digo que no me siento imprescindible ni aquí ni allá y, aunque mi corazoncito siempre guarda con cariño las personas con las que comparto mi vida (familia, amigos, Hermanos, compañeros de fatigas y desvelos) no es precisamente la sensación de "imprescindible" la que me llena sino más bien la de "agradecido" o algo por el estilo. La India es, sin duda, un proyecto de futuro, en muchos casos cargado de imprevistos y con un cierto grado de incomodidades (las justas) pero que visto desde aquí tiene algo que da sentido a lo que eres, en lo que crees y por lo que luchas. 

         No me voy a la India huyendo de algo o porque ya no me gustaba lo que hacía en Barcelona, no; se trata más bien de buscar, de dar un paso más, de arriesgar un poco, sabiendo que donde voy está ese algo que busco, porque de los pobres y olvidados (y esto lo dice el Evangelio) es el Reino. Es más, creedme si os digo que confío más en que Dios haga su parte que en mis empeños, ideas o intuiciones (o las de mis Hermanos dicho sea de paso). 

         Así que uno se queda tranquilo cuando descubre eso de "si es obra de Dios saldrá adelante", sin ruido,... sin gente imprescindible.

Jorge

No hay comentarios:

Publicar un comentario