Fue un viaje largo, donde pisamos unos cuantos aeropuertos: Kochi, Bombay, París y Madrid; un viaje donde pasamos innumerables controles de seguridad, sobre todo en territorio indio. Sin embargo, cuando uno vuelve a casa, todo se hace más llevadero, más soportable, incluso los contratiempos más inesperados se minimizan…
Llegamos a Paris a las 15,00 h (hora local), debíamos recoger las maletas y facturarlas en el vuelo de Iberia… todo iba perfecto hasta que nos dimos cuenta de que la maleta no salía. A uno se le queda la cara de póquer cuando ve que todos tienen su maleta y uno, como novio plantado, sigue esperando que la cinta escupa algo parecido a la maleta que embarcó al comienzo del viaje. Pues nada, tuvimos que hacer las pertinentes reclamaciones en el aeropuerto de París y marcharme con lo puesto hacia España (menos mal que el tabaco lo llevaba encima) y la esperanza de que el equipaje aparecería en alguno de los aeropuertos que, muy amablemente, nos indicó el encargado: Kochin, Bombay o Nueva York…
Durante el último vuelo hacia España, me preguntaba que después de tantos y tantos controles, los que estaban un poco “descontrolados” eran los encargados del aeropuerto de Bombay. En fin, cámara, fotos, recuerdos, ropa, … uno acaba llevando muchas cosas en la maleta, pero acaba convenciéndose de que lo importante es volver a casa y que el mejor recuerdo es lo que llevas dentro. Además, suerte que en casa siempre hay alguien que está dispuesto a darte ropa, a comprarte los zapatos que necesitas o a echarte una mano con el tema de las maletas.
Gracias a Dios, la maleta ha aparecido y ahora está en Madrid (supongo que habrá dado alguna vuelta por Europa) y parece ser que está todo lo que llevaba, así que cuando tengamos las fotos, ya os enseñaremos alguna.
Pasamos el día en Madrid y salimos el lunes por la tarde hacia Londres. Llegamos a Londres a dormir y salimos hacia Manchester, nuestro nuevo destino, al día siguiente. El H, James nos esperaba pacientemente en la estación y nos trajo hasta casa, presentándonos a los hermanos y hermanas que desde entonces, son nuestra comunidad: Tres hermanas polacas, cinco hermanos de La Salle y tres hermanos de la Safa.
La vida aquí está en función del aprendizaje del inglés, así que entre clases y alguna que otra salida, se nos va pasando el tiempo sin darnos cuenta. Quizá lo que más nos llama la atención es el horario de la casa (a las 6 ó 6,30 ya estamos cenaditos) y el silencio de Eccles (una localidad cercana a Manchester). El caso es que todavía no hemos podido comprar una cámara de fotos para la web y la conexión desde la casa es un poco lenta, así que todavía estamos inspeccionando y aprendiéndonos los caminos y las tiendas de Eccles… qué le vamos a hacer.
En fin, todo se andará. Un abrazo.
Jorge
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